viernes, 2 de marzo de 2012

éramos...

     Éramos un corazón, un bonito y tierno corazón al que nada del exterior le podía afectar, cerrábamos los ojos y nos dejábamos llevar aunque una guerra nuclear nos invadiese, no nos importaba... porque estábamos juntos en nuestro corazón. 
     Por muy extraño que pareciera... ninguno tenía miedo al dolor, habíamos olvidado por momentos lo que aquella palabra significaba al estar juntos, hasta que un día... una franja se abrió por uno de los laterales. Quisiste taparme los ojos para que no la viera, quisiste cantarme 100 canciones para que no escuchase el sonido del crujir, pero lo cierto es que la verdades siempre salen poco a poco.
     Supe lo que era el no querer hacer algo pero tener que hacerlo, así que me di la vuelta y observé aquella franja, la veía más grande por momentos, y lo más extraño es que no entendía el por qué. Supe que debía irme, y así lo hice a pesar de que no quisiera, a pesar de que todas mis fuerzas, todo mi corazón... quisiesen quedarse contigo, con nosotros en nuestro mundo, pero desde que se abre un franja... empiezan a abrirse muchas más, y sabía que no podría soportarlo.
     Ahora no voy a mentirte, no he olvidado nuestro corazón, al contrario... lo observo día a día pero de lejos... por que sé que no es el momento de volver, ambos debemos esperar a que por alguna razón esa franja se vaya cerrando poco a poco, hasta el momento en que volvamos a apostarlo todo por lo nuestro, hasta el momento en que juntos... cerremos cada franja que pueda salir. Ahora es el momento de ser fuertes.

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