viernes, 22 de abril de 2011

Creí.

     Creí que era fuerte, pensé que podría con el mundo entero, con rosas con espinas, con terremotos y con decepciones, con lágrimas y con balazos, creí ser fuerte, pero... me equivoqué.
     Una capa, tan solo era eso, una suave y frágil capa que me protegía del mundo exterior, de la realidad y que me separaba de mis ilusiones, de mis fantasías de niña. Una capa... tan solo eso, ahora tristemente me doy cuenta que soy como nunca quise ser, que necesito a personas que me digan que todo irá bien... aunque no sea cierto, que necesito creer que los milagros existen, que nunca viene mal aceptar que no estás bien, que no todo se basa en sí o no... sino que en ocasiones aparecen los a lo mejor... porque yo también río cuando quiero llorar, porque todos aprendemos a vivir con el mal, a vivir con el dolor y con la esperanza de que algo cambie... o a lo mejor a que aparezca alguien que te entienda, que no necesite preguntarte qué ocurre, que no le haga falta abrazarte para que sepas que está contigo.
     Pero... ¿sabes qué? Ahora que acepto que en ocasiones soy débil... es cuando más fuerte me siento, porque por una vez en mucho tiempo, soy sincera conmigo misma, y me doy cuenta que no puedo con todo y que sigo aprendiendo y fallando, y que como siempre hago... y como siempre haré, me levantaré y sonreiré esperando la próxima caída, aprendiendo a vivir y a sufrir con lo que esto supone.
     Creí... pero lo cierto es que... Me Equivoqué.

No hay comentarios:

Publicar un comentario