domingo, 24 de octubre de 2010

Lo que no se pudo.

     No puedes evitar pensar en ello, no puedes evitar recordar ese momento, esa mirada que todo lo cambió, ese anhelo que nadie podrá sustituir, esas ganas de volver atrás, esa necesitad de volver a recuperar todo lo que dejaste escapar, volver a repetir la mismas sonrisas, volver a cometer los mismo errores, con la única diferencia de que esta vez sabes que todo acabará un día... sabes que llegará el día en que debas alejarte de ello, en que no sirvan ni los consejos, ni los consuelos, ni si quiera el abrazo de alguien, en ese momento nada te sirve, porque lo único que deseas es volver a abrazar a esa persona, a esa persona que se fue, que no te recuerda, y que no significas nada para ella.
     Cierras los ojos y la ves, la ves sonreír y susurrarte que no te dejará, que siempre te protegerá, recuerdas cada una de esas palabras como si las estuvieses escuchando en ese preciso momento, como si creyeses que las cosas no han cambiado, como mentirte por un momento y sentir que está justo a tu lado, como sentir su mano junto a la tuya, como realmente poner la mano en el fuego por ello...
     Los abres, y sientes una lágrima caer por tu rostro, te prohibiste seguir llorando, te prohibiste machacarte repitiéndote que las cosas podían haber salido mejor, te obligaste a dejar de pensar en ello, a distraerte con cualquier cosa, a creer que alguien sustituiría su lugar, pero... te equivocaste.
     No puedes hacer nada, alguien se fue, de alguien no pudiste despedirte, y ahora tú estas aquí, ahora no hay marcha atrás, ahora no tienes alternativa, ahora no debes sufrir... deberías llorar, realmente deberías sacar todo lo que llevas dentro, todo lo que quisiste hacer y nunca pudiste, todo lo que quisiste que te viera conseguir y nunca pudo ver... todo aquello en lo que creyó en ti, serías muy feliz soñando con ese momento, ese momento en el que le das las gracias por no fallarte hasta ahora, por no haberse alejado de ti jamás, por haberte enseñado esas miles de cosas, esos millones de pequeños detalles... Tristemente crees que no quiso irse, prefieres creer que hubiese preferido quedarse junto a ti, pero que por desgracia... no puedo ser así, no puedo hacer su sueño realidad de ver el tuyo cumplirse, no pudo llorar por verte sonreír, no puedo aferrarte la mano el día en que los nervios te envolvían... 
     Esa última lágrima recoge todo eso, todos esos momentos en los que no estará, en los que faltará su presencia, en los que solo podrás imaginarte que te desea lo mejor...
     Pero a pesar de todo, de algo estás segura, volverás a encontrar a esa persona, volverás a mirarla y a abrazarla, algún día llegarás a decirle... todo lo que no pudiste.

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