viernes, 1 de octubre de 2010

Un Cuento.

     Desde que éramos niñas nos han hecho soñar con un príncipe, desde que somos niñas hemos visto a papás y a mamás unidos días tras días, desde que soñábamos con mundos de hadas hemos pensado en nuestro primer beso, hemos deseado que un niño nos cogiese de la mano, que un niño especial nos dejase su chaqueta en un día lluvioso, desde que somos niñas hemos buscado a ese principito, y...aunque ya no seamos niñas, aunque ya muchas no creamos en cuentos de hadas, en príncipes azules...todas soñamos con ese niño, con ese niño especial a los demás, con ese niño que nos eclipsa a todos los demás, ese que llega a ser lo único importante para ti, ese que te hace volver a creer en mundos de hadas, ese por el que crees que no necesitas nada más, ese...príncipe.
     Las cosas han cambiado, pero desde pequeños nos han enseñado a lavarnos los dientes, y ahora lo hacemos día a día, desde pequeños nos han enseñado a dar las gracias y decir por favor, desde que nosotras éramos pequeñas nos han contado historias de amores eternos, y ahora...esperamos que llegue.
     Hay días que cierras el libro, cierras ese cuento en el que todo termina con vivieron felices y comieron perdices, y miras a tu alrededor...todo es tan...distinto. No hay hadas madrinas, no hay príncipes con espadas, tan solo hay una realidad, y esos días en los que crees que nadie es para ti, en los que crees que nunca llegará ese niño que tanto anhelas, es cuando te das cuenta que sigues siendo una niña, una niña buscando a su príncipe por el mundo, una niña que todavía no ha aprendido todo lo que le enseñaron cuando era pequeña...
     Algo bueno tiene todo esto, que por mucho que busques probablemente sea él el que te encuentre a ti, sea él el que llegue cuando menos te lo esperes, cuando sea el momento oportuno, y tristemente hasta ese día...no volverás a leer aquel cuento de hadas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario