sábado, 4 de junio de 2011

De Improviso.

     Un sentimiento, un fuerte sentimiento, extraño e... indeciso, dudoso y llamativo, repetitivo y nostálgico, un sentimiento casual y desprevenido, pero al fin y al cabo es que es... un fuerte sentimiento.
     Te evade y te inunda de todo cuanto te rodea, desaparece ése árbol de tu derecha, ése niño jugando con su hermano pequeño, desaparece... todo. Te quedas mirándolo varios segundos, todavía no eres consciente de que sea real, de que ese momento en que tan cerca lo tienes, en el que solos estáis, en el que nada ni nadie podría impedirte hacer lo que deseas, aquello que ocultaste y ocultaste durante días... y sin miedos, sin importancias de cosas inexistentes, de palabras que no se aclararon, de dolores que no se explicaron, da igual... no tiene importancia, créeme... solo puedes verlo y contemplarlo de cerca. 
     Disfrutas de ese momento, disfrutas tanto que sientes que llevas horas mirándolo sin hablar y sin mover pestaña, de manera que olvidas las palabras, no sirven de mucho... suelen complicas las cosas, suelen darle la vuelta a las tortilla, suelen alejarte de lo que deseas, y olvidándote de decirle algo, de gritarle cualquier cosa que pase por tu mente... Lo Besas.
     Te acercas de improviso mientras hablaba de... qué sé yo... sus exámenes, sus ex novias, sus explicaciones, no tienen importancia... solo te importa que sepa que quieres Eso. Al principio estás indecisa, ahora que lo sientes tal y cómo lo querías te das cuenta de lo que acabas de hacer, has tachado un pasado, has borrado unas lágrimas grabadas en un papel, has llenado la piscina de golpe sin saber si era la hora de llenarla, pero... qué más da.
     Te separas, no eres capaz de mirarlo, te sientes extraña al desear que diga ya algo, pero no lo hace... se queda callado y sonríe... eso era lo que quería, no fue capaz de pedirte perdón, no fue capaz de preguntarte qué ocurrió para que no quisieras verlo durante un tiempo, pero lo cierto es que... siempre te quiso.
     Levantas la mirada muy lentamente sintiendo su mano aferrarse a tu cuello, observas cómo te mira, y escuchas aún creyendo que vives de sueños lejanos que...
     - Estabas tardando... 

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