lunes, 20 de diciembre de 2010

Darías.

     Y darías cualquier cosa por un último beso, darías lo que fuese por una última explicación, por un último abrazo, por un último susurro de sus labios, darías cualquier cosa por escucharle decir que volverá, por escucharle pensar que no quiere irse, por creer que te recordará, por sentir que todo volverá a ser lo mismo. Darías un mundo entero por volver a verla sonreír, por poder escuchar uno de sus tantos consejos, por sentir sus huellas en medio de la noche para arroparte, por necesitar escuchar que tienes razón, por necesitar que alguien entre un billón intente entenderte.
     Y a pesar de que darías lo que fuese, de nada vale, nada es aceptable para devolverte lo que tanto anhelas y deseas, nada te es recompensado, nada de lo que des te devolverá ese último adiós, absolutamente nada conseguirá devolverte ese brillo en los ojos, nada te devolverá lo que perdiste... aquello que se escapó de tus manos sin hacer nada, sin quererlo y sin saberlo, aquello que en el fondo era irremediable, y aquello que era parte de ti.
     Daría mi mundo entero por volver a tener lo que tanto anhelo, pero... ¿de qué me sirve cuando lo que anhelo... ya no está? Tan solo lucharé contra lo imposible, tan solo soñaré con un remedio para lo irremediable, pero ese tan solo... ya es algo, y por algo se empieza. Así que de momento yo voy a dar todo mi corazón para conseguir lo que se marchó... aquello que dicen que es irremediable.

2 comentarios: