lunes, 16 de mayo de 2011

Aceptarlo.

     Quieres ser feliz, piensas que te gustaría tener una casa de dos plantas, sueñas con la mascota más bonita del mundo, quieres ganas 100 partidas al poker, deseas una isla para ti sola, sueñas con los zapatos más caros y perfectos, deseas a una mejor amiga, quieres aprender a montar en moto, quieres 3 en vez de 2, pero por mucho que pienses en todo cuanto quieres, por mucho que desees miles de cosas... improbables, solo hay una que las podría remplazar todas, una con la que olvidarías todo lo anterior, porque la finalidad de todo cuanto quieres, es tenerlo a Él.
     Y ahora es cuando aceptas que 1+1 no siempre son 2, aceptas que de nada sirve un océano entero si no tienes a nadie con quien nadar. Y ahí estás en un banco de un sitio cualquiera observando el mar, lo miras muy atenta, observas cada gota que salpica, y sigues aceptando que solo lo quieres a Él, porque cada mañana has ido a lavarte la cara con agua fría, para recordarte cuál es el mundo real, por la sencilla razón de que tus sueños, pertenecen a Él.
     Y ahí, mientras observas un punto que no existe, lo recuerdas, sientes su sonrisa tras tus hombros, sientes su mirada clavada en tu rostro, y a pesar de que odias imaginar, odias ilusionarte, aceptas que no es así, aceptas que te encantaría tenerlo, y que si lo más cercano que tienes en esos momentos son sus recuerdos, ¿por qué no recordarlos una y otra vez? ¿por qué no demostrarle al mundo que las ciencias se equivocan? ¿y por qué no demostrarte a ti misma que... aunque llores, aunque no consigas lo único que quieres, has sido capaz... de Aceptarlo?

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