Me sentí como dos olas que están predestinadas a encontrarse y que cuando lo hacen chocan como si fuesen una, aquello era como cuando de niña abres el primer regalo de papá Noel, te sientes vivas y eres capaz de prometer algo para siempre, algo que crees que nunca acabará, vives un momento en que olvidas todo lo malo, dejas de recordar lo que pasará o lo que nunca pasó, y vives ése beso como si fuese el último, porque las cosas se viven como si fuesen las últimas que tuviésemos, siempre.
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