lunes, 6 de junio de 2011

Resultado Incorrecto.

     ¿No te cansas de hablar y hablar? ¿De promete y prometer? Yo estaría un poco cansada si fuese tú la verdad... pero supongo que somos diferentes.
     Me encanta oírte decirme palabras bonitas, escuchar promesa que en el fondo... sé que no son reales, pero no sé... me encanta oírlas, porque tú me prometes que me quieres por encima de todas las cosas, me prometes que siempre estaremos juntos mientras te alejas en tu moto, me dices que no quieres verme llorar... cuando casi siempre que lloro es por ti, me prometes que haremos el mejor viaje del mundo... pero que más tarde, que no hay prisa, me dices que vale la pena arriesgar... y eso tú lo dices mientras me observas caer al vacío y tú te encuentras refugiado en una cueva...
     Me aferro de palabras, supongo que es lo que todos hacemos al principio, confiar en la nada, esperando un todo, creyendo durante milésimas de segundo que esas palabras, esas promesas... por alguna extraña razón... se podrían cumplir, y en este instante sonríes, por ser una nueva promesa grabada en tu mente, por conseguir una sonrisa inolvidable, o por volver a ser niña creyendo en lo que alguien te dice... sin razones, sin ecuaciones que den el resultado correcto, tan solo creyendo que lo que esa persona te dice... puede ser real.
     Porque lo mejor de las palabras escritas, de las promesas dichas o los juramentos gritados, es que no tienen un resultado exacto, y eso los hace especiales, te causan nerviosismo al imaginar el momento en que sean reales, y no olvides que las cosas con su resultado... no tienen mucha gracia, todos encontraremos el mismo... en cambio sin resultado correcto... tú tendrás tu número y yo el mío, tú tu historia... y yo la mía, así que lo siento Matemáticas... Física... Química... pero yo me quedo... Con El Resultado Incorrecto.

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