miércoles, 12 de octubre de 2011

Mi buena razón.

     Apareces... como una sombra persiguiendo una luz, como el camino correcto en medio de una montaña desierta, tal y como el más acompañando al menos, como una de esas veces en las que algo llega sin darte cuenta de por dónde ha llegado, de por qué ha llegado, pero no es importante, no quieres ni si quiera perder tiempo en pensar todo ese tipo de cosas, porque ha llegado... ahí está a tu lado, como la luna detrás del sol o el sol detrás de la luna, y eso es lo que comienza a ser realmente importante.
     Siempre están esas personas que llegan cuando las llamas, que te ven llorar y acuden a ti, que quedan contigo y que van a verte por esa razón, pero... luego están esas otras que van a ti sin que las llames, que no te piden quedar porque aún así te irán a ver, esas que te abrazan cuando no derramas lágrimas por los ojos, pero que saben que nunca viene mal un recuerdo del apoyo que debes saber que tienes a su lado.
     Y esas personas son las más especiales, porque no les hace falta una razón para tener que verte, tan solo quieren hacerlo, porque les gusta verte sonreír, o porque les encanta escuchar tus historias diarias, y... apareces en medio de la nada sin una buena razón, y yo no salgo corriendo, yo no dejo de sonreír desde que te vi venir de lejos, yo no dejo de desear que te acerques más y más, porque tú no tienes una buena razón para aparecer o para querer verme, pero yo sí que tengo ésa buena razón... y si yo no me muevo de ese lugar, ni temo que te alejes o dejo de sentir cómo mis ojos brillan al observarte es porque Yo... Quiero Conocerte.

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