martes, 20 de diciembre de 2011

Un abrir de ojos.

     Hubo un día en que conocí a un hombre que me cambió la vida, no prometió mundos, no dijo que me quería cuando aún no era así, tampoco pidió que lo esperase, ni si quiera quiso que lo siguiera constantemente cuando él quisiera que así fuera. 
     Somos idiotas al no cansarnos de escuchar siempre las mismas palabras en la misma melodía, en pedir lo distinto y acabar con lo típico, en soñar con una playa y estar viviendo en un bosque. El hombre que te cambiará la vida será el que te lo dé todo sin decir nada, el que vaya a buscarte sin que se lo pidas, el que te llame después de los 5 minutos de haber estado contigo, es el que no te promete el mundo pero sabe que acabará dándote todo su mundo, el que sabe que aún no te quiere pero el que quiere quererte. 
     No pidas lo que no quieres, no quieras lo que no das, y no hables de lo que no sabes..., tan solo no te conformes con lo que se asemeja a lo que quieres, porque sabes que eso no subirá de nivel, y que jamás alcanzará lo que tanto deseas sentir. Busca lo que quieres, no dejes de hacerlo hasta que lo encuentres, no te detengas en el camino con distracciones, no seas estúpido y pierdas lo real por una sombra que acabará deteriorándose con el tiempo. ¿Cómo saberlo? Eso es lo mejor, que si algo quieres, algo te cuesta, y no lo conseguirás hasta que no arriesgues y apuestes por ello, pero hay un primer paso... Cierra los ojos, ¿qué sientes? Ahora ábrelos... y vive

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